¿Los Smart Contracts pueden sustituir a directivo de RRHH o al abogado laboralista?

Empecemos por el principio ¿Qué es un Smart Contract?

El Smart contract o contrato inteligente consiste en el uso de un algoritmo para redactar y ejecutar un contrato entre las partes. Un contrato inteligente está formado por una serie de instrucciones y condiciones que las partes deciden y que el propio algoritmo se encarga de ejecutar. Es decir, el contrato inteligente no es simplemente una serie de cláusulas elegidas por las partes dentro de una interfaz informática, sino que es un programa informático que se encarga de que las partes cumplan lo que se comprometieron en el contrato. Una vez iniciada la ejecución del contrato las partes dejan de tener control sobre su cumplimiento sino que es el programa el que se encarga.

Por esto, el Smart contract no es solo una forma de redactar contratos, sino que el programa informático se encarga de interpretar y aplicar el contrato –haya disputa entre las partes o no-. Tiemblen jueces y árbitros también!!

El ejemplo típico de contrato inteligente original sería una máquina expendedora de refrescos, donde existe un dispositivo diseñado para trasmitir la propiedad de un bien a cambio de las monedas. El “algoritmo” de la máquina le dice que si entran monedas que deje caer el refresco. Es decir, la maquina es la que ejecuta los términos del contrato.

Obviamente hoy en día se pueden hacer virguerías mucho más complejas con verdaderos algoritmos.

El objetivo en definitiva es obtener un algoritmo en que ambas partes confíen para que el contrato se autoejecute sin que las partes puedan “escaquearse” del cumplimiento dado que el cumplimiento del contrato no está en manos de ninguna de las dos partes sino de un tercero (el algoritmo). Obviamente este algoritmo debe ser realmente fiable –no manipulable por ninguna de las partes- y parece que la tecnología actual puede hacerlo. Aquí no me voy a poner técnico sobre como lo hacen pero tampoco os pediré que os fieis de mí, podéis leer este artículo que os dejo aquí si queréis saber más sobre el tema.

¿Cómo afecta esto al ámbito laboral?

Pues bien, en principio parece que la afectación sería mínima dado que la prestación del servicio (objeto del contrato de trabajo) no es un bien que una máquina pueda asegurar que se ejecute. Es decir, ningún algoritmo del mundo –por ahora- podría asegurarse de que un trabajador cumple con su prestación del servicio.

Sin embargo, ello no significa que el ámbito laboral no vaya a ser afectado. Dentro del contrato de trabajo sí podrían existir las llamadas “cláusulas inteligentes” Smart terms. Es decir, la obligación fundamental del trabajador difícilmente puede ser trasformanda en un Smart contract, no obstante, otras cuestiones sí podrían serlo. Por ejemplo, la retribución del trabajador. Si una empresa quiere “fichar” a un directivo pero este desconfía de la liquidez de la empresa podría exigir que su salario fuera asegurado mediante un algoritmo, por lo que la empresa no podría dejar de pagárselo. O incluso, un sindicato en una empresa en dificultades que acepta ciertas condiciones peyorativas (despidos) podría asegurarse que a cambio los sueldos se pagaran puntualmente a través de este tipo de cláusulas.

Incluso en cláusulas como las stock options, los bonus por rendimiento, etc. Una de las cuestiones que los expertos de RRHH dicen que son más importantes es asegurar al trabajador que si cumple el rendimiento o el desempeño que da derecho a al bonus o a las acciones, la empresa cumplirá su parte. Puesto que ni no hay confianza, el trabajador no resultará motivado. Pues bien, con las cláusulas inteligentes el trabajador no tendrá ninguna duda de que cobrará el bonus si alcanza el objetivo.

Y como estas hay muchos otros ejemplos donde el contrato de trabajo puede verse afectado por los Smart contracts.


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